Las verdaderas causas del hambre

Jean Ziegler, un activo analista político y ex relator especial de Naciones Unidas para el derecho a la Alimentación y actual miembro del comité consultivo de Derechos Humanos, es un apasionado orador en defensa del que quizá pueda considerarse el primer derecho del hombre: el derecho a la alimentación.

 

Encontre en la excepcional FNAC de la Plaza El Callao su más reciente libro "Destrucción masiva. Geopolítica del hambre" (Península, Barcelona, 2012), el cuál de manera lapidaría señala: "El hambre tiene un cierto parentesco con el crimen organizado."

 

Ziegler niega el principio de que el hambre tenga relación con el crecimiento de la población mundial. Como el mismo nos lo explica: cada cinco segundos, un niño de menos de diez años muere de hambre. Son 57,000 personas las que mueren de hambre cada día. Al menos 1,000 millones de personas son gravemente invalidados o sufren secuelas graves por la desnutrición. Los informes que dan cifras, localización y edad de las víctimas dicen que la agricultura mundial podría alimentar normalmente con 2,200 calorías diarias 12,000 millones de personas. Sólo somos 7,000 millones. En el siglo XIX e inicio del XX era distinto, ahora no existe una fatalidad objetiva en el hambre; un niño que muere de hambre es un niño asesinado. El problema no es la producción sino el acceso, los precios.

 

Debido a la especulación alimentaria de los dos últimos años que hizo explotar los precios de los alimentos, el maíz aumentó un 63%, la tonelada de arroz de Filipinas un 94%, y la tonelada de trigo ha duplicado su precio. La consecuencia son los beneficios astronómicos de los hedge funds que han migrado de los mercados financieros, tras las inmensas pérdidas de los años 2008 y 2009, a las bolsas de materias primas, especulando descaradamente y legalmente con el maíz, el trigo, el aceite de palma… Y la otra consecuencia es la extensión de la miseria en el mundo.

 

Ziegler señala que la muerte y la desnutrición progresa muy rápidamente en los barrios más pobres del mundo. Pero sería muy fácil de acabar con esta situación. ¿Cómo? Lo principal es cambiar las leyes nacionales que permiten especular con los alimentos; pues el enemigo son las grandes sociedades multinacionales. Diez de ellas controlan el 85% del comercio alimentario del mundo; por ejemplo Cargill controló el año pasado el 26% de todo el comercio de trigo, incluido el transporte, almacenamiento y la comercialización y Dreyfus controla el 31% de todo el arroz. Ziegler complementa su aseveración, señalando que 
"... se trata de una violencia estructural. Es verdaderamente un orden caníbal del mundo..." Las multinacionales que dominan el sector alimentario mundial, son compañías que saben hacer muchísimas cosas, son dinámicas y creativas, pero funcionan solamente basadas en el principio de la estrategia de la maximización de beneficios.

 

Ziegler al final es optimista, y espera que la crisis que atravesamos nos ayude a despertar conciencias y actuar para cambiar el voraz sistema alimentario mundial...

 

¿Simplemente con ello se transformará un problema tan estructuralmente arraigado?

Yo creo que los ciudadanos de a píe bien podemos hacer algo, mucho si nos lo proponemos.

 

¿Cómo influir desde nuestras actividades cotidianas en la transformación del mercado mundial de alimentos? Recientemente OXFAM nos presenta una "Receta para cambiar el mundo. El poder de los consumidores para conseguir un futuro más justo" al señalar, que si actuamos desde el hogar, mucho podremos hacer a ello. 

 

La Campaña nos invita a participar en un sistema de alimentación más justo para todos, mediante 5 acciones relacionadas con la comida: reducir el despilfarro de alimentos, comprar productos de comercio justo, reducir el consumo de agua y energía, comprar alimentos de temporada y consumir menores cantidades de carne y productos lácteos.

 

El manual, que bien vale dedicarle un rato a su lectura, lo puedes encontrar en: http://www.oxfam.org/es/policy/receta-para-cambiar-el-mundo

 

Yo agregaría algo más: comunicar, comunicar, comunicar y compartir. Ese debe ser nuestro granito de arena en esta titánica lucha frente a quienes controlan lo que comemos. 

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Comentarios: 3
  • #1

    Milagros Stokely (miércoles, 01 febrero 2017 09:37)


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